(1) Palabra de YIHWEH que vino a Ioel hijo de Pethuel. (2) Oíd esto, ancianos, y prestad atención, habitantes todos de la tierra. ¿Ha sucedido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres? (3) Cuéntaselo a tus hijos, y deja que tus hijos se lo cuenten a sus hijos, y sus hijos a la otra generación. (4) Lo que dejó el gusano de la palma se lo comió la langosta; y lo que quedó de la langosta se lo comió el revoltón; y lo que dejó el revoltón se lo comió la oruga. (5) Despertad, ebrios, y llorad y lamentad, todos los bebedores de vino, a causa del vino dulce, que os ha sido quitado de la boca. (6) Porque un pueblo ha subido a mi tierra, poderoso e innumerable; sus dientes son dientes de león, y tiene muelas de leona. (7) Devastó mi vid, y destruí mi higuera; La desnudó y la derribó, y sus ramas quedaron blancas. (8) Lamentaos como una virgen ceñida de cilicio por el marido de su juventud. (9) La ofrenda de cereal y la libación son cortadas de la casa de YIHWEH; los sacerdotes hacen duelo, y los ministros de YIHWEH. (10) El campo está desolado, la tierra está de luto; porque el trigo se desperdicia, el vino nuevo se seca, el aceite languidece. (11) Avergonzaos, oh labradores, gemid, oh viñadores, por el trigo y por la cebada; porque ha perecido la mies del campo. (12) La vid se secó, y la higuera desfalleció; el granado, también la palmera y el manzano, todos los árboles del campo, se secaron; porque el gozo se ha secado de los hijos de los hombres. (13) Ceñíos y lamentad, sacerdotes, lamentad, vosotros, ministros del altar; Venid y dormid toda la noche en cilicio, ministros de mi Dios; porque la ofrenda y la libación están retenidas de la casa de vuestro Dios. (14) Santificad ayuno, convocad asamblea solemne, reunid a los ancianos y a todos los habitantes de la tierra en la casa de YIHWEH vuestro Dios, y clamad a YIHWEH. (15) ¡Ay del día! porque el día de YIHWEH está cerca, y vendrá como destrucción de parte del Todopoderoso. (16) ¿No es eliminado el alimento delante de nuestros ojos, sí, el gozo y la alegría de la casa de nuestro Dios? (17) Los granos se marchitan bajo las azadas; los graneros quedan desolados, los graneros derribados; porque el maíz está seco. (18) ¡Cómo gimen las bestias! los rebaños de ganado están perplejos, porque no tienen pastos; sí, los rebaños de ovejas quedan desolados. (19) A ti, oh YIHWEH, lloro; porque el fuego devoró los pastos del desierto, y la llama abrasó todos los árboles del campo. (20) Sí, las bestias del campo braman a Ti; porque se secaron los arroyos de las aguas, y el fuego consumió los pastos del desierto.